El ejercicio físico mejora la salud. También la visual, ya que durante la práctica deportiva los ojos desarrollan habilidades como la visión lejana, la dinámica o la periférica. José Lamarca, especialista en Córnea de la clínica de Oftalmología Barraquer, explica que al realizar deporte los músculos oculares se relajan lo que ayuda a conservar una vista sana. Pero también entraña ciertos riesgos. Los expertos calculan que el 25% de las lesiones oculares se producen en el ámbito deportivo, pero recuerdan que en la mayoría de los casos se pueden evitar. Para proteger estos órganos es necesario, en casi todos los deportes, el uso de gafas, que siempre se deben adquirir en un centro especializado. Además, aconsejan que en caso de que aparezca algún problema, los deportistas no le quiten importancia, ya que si no es diagnosticado a tiempo por un especialista puede agravarse.

El experto en Retina José García-Arumí, del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO), puntualiza que siempre es el médico el que debe valorar el alcance de la lesión porque los daños no siempre se aprecian «a simple vista y no siempre se relacionan con el dolor». De la misma opinión es el doctor Lamarca que avisa que aunque la herida parezca banal hay que acudir al servicio de emergencias. Para evitar cualquier tipo de lesión, la mejor medida, dicen los expertos, es la prevención. A continuación, algunos de sus consejos para proteger los ojos en el ámbito deportivo:

Deportes de interior:

Los accidentes más habituales son las contusiones, choques, caídas o los pelotazos. Para minimizar estos riesgos se recomienda el uso de gafas deportivas especiales fabricadas con materiales ligeros e irrompibles. Los especialistas aconsejan que las utilicen tanto las personas que llevan corrección óptica habitual como las que no lo hacen. Este accesorio evitará los traumatismos oculares que se producen con frecuencia en los deportes de pelota (cuanto más pequeña y rápida, más peligrosa) como el ping pong o el golf. También las contusiones que se puedan producir en deportes de contacto. Otro de los problemas más frecuentes son los derivados de la calefacción (altas temperaturas) o el aire acondicionado porque producen sequedad en los ojos. Para mantener el nivel dehidratación y la lubricación del órgano se aconseja el uso de lágrimas artificiales.

Deportes de exterior:

En este tipo de deportes hay que tener especial precaución con la radiación solar. La óptica optometrista del IMO Laura González recomienda el uso de gafas de sol con filtros UV que incluyan protección y fabricadas con cristales polarizados que eliminan los reflejos y evitan el deslumbramiento. Sin la adecuada protección solar y si la exposición es larga puede aparecer queratitis actínica (inflamación de la córnea), fotofobia, lagrimeo y ojo rojo, apunta el especialista en córnea Óscar Gris que trabaja en el mismo centro.

En este caso, los deportes que entrañan un mayor riesgo son los que tienen lugar en alta mar, como la vela o el piragüismo, ya que el agua refleja el 20% de la luz solar. Al igual que sucede con los deportes de alta montaña, como trekking o esquí, puntualiza el doctor Lamarca de la clínica Barraquer, porque la nieve refleja un 80% la luz. Las gafas evitan también la introducción de arena y de cuerpos extraños en el ojo. Menos frecuentes, pero no menos graves, son las lesiones provocadas por los tintes que se utilizan en algunos campos de hierba, como los de golf, para delimitar las líneas. Estos tintes contienen agentes corrosivos por lo que se debe evitar el contacto directo entre la mano y el ojo para prevenir infecciones.

Tanto en los deportes de interior como en los de exterior otra opción, para todos los aficionados que necesiten corrección óptica, es el uso de lentillas. Las más adecuadas son las lentes de contacto blandas y mejor si son de uso diario, ya que son más higiénicas.

Deportes acuáticos:

La mayor amenaza proviene del cloro, un agente químico que, además de provocar irritación, puede ocasionar la aparición de ciertas patologías oculares como es la conjuntivitis. Las mismas lesiones pueden provocar las amebas o ciertos microorganismos acuáticos. Para evitarlas se hace necesario el uso de gafas especiales que, en caso de ser necesario, pueden incorporar graduación. En el caso de la práctica de deportes acuáticos se desaconseja el uso de lentillas, ya que pueden provocar queratitis e infecciones corneales. No obstante, en el caso de que el uso de las lentes sea necesario, estas no deben tocar nunca el agua porque contiene numerosos gérmenes y bacterias. En caso de usarlas se recomienda desecharlas una vez finalizada la actividad.

Fuente: http://www.elmundo.es

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