Con los años, es normal que las estructuras oculares sufran cambios, desde los párpados, la lágrima y la córnea, hasta el cristalino o la retina, que se ven afectados por el envejecimiento. Pero si les das a tus ojos los cuidados necesarios y evitas todo aquello que los perjudica alejarás trastornos y te asegurarás una buena visión durante mucho tiempo.

Protégelos de los rayos del sol como proteges tu piel:

El ojo es, después de la piel, el órgano con más probabilidad de sufrir daños provocados por los rayos UV. Ten en cuenta que el cuerpo tiene la capacidad de reparar y regenerar gran parte de las células dañadas, pero en el caso del ojo esto no ocurre. Por esta razón, las radiaciones solares pueden penetrar a diferentes profundidades provocando desde lesiones más leves como una fotoqueratitis o quemadura ocular (muy habitual en verano) hasta patologías más graves, como las cataratas, que pueden ser el resultado del daño que se ha ido acumulando gradualmente en el cristalino desde la infancia. Los rayos también pueden ser los responsables del deterioro de la mácula (el centro de la retina) y, por tanto, de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

El consejo: Las gafas transparentes para la visión deben incluir también factor de protección solar, como las de sol.

Cuida tus párpados, el escudo protector de tus ojos:

Los párpados, como las pestañas, los protegen de lesiones, sequedad y sustancias contaminantes (bacterias, polvo, productos cosméticos…). Sin embargo, esta misma suciedad también provoca infecciones en la zona de los párpados, como la blefaritis (un trastorno que genera secreciones, costras o escamas que pueden dañar el ojo, sobre todo la córnea).

El consejo: Limpia los párpados al menos dos veces a la semana con un bastoncillo y una solución jabonosa específica para ojos.

Huye de los fluorescentes y forzarás menos la vista:

Este tipo de iluminación es muy habitual en cocinas y también en oficinas, sin embargo, está demostrado que emite un tipo de luz no continua que obliga al ojo a realizar un mayor esfuerzo, lo que provoca fatiga visual.

El consejo: Por poco que puedas, procura trabajar con luz natural, especialmente si tienes que leer, y usa una segunda luz de trabajo por el lado contrario al que escribes para no hacer sombras.

Mucha precaución al bañarte en la piscina:

El cloro puede provocar irritación ocular. Además, las piscinas son un hábitat favorable para el desarrollo de la queratitis (inflamación de la córnea) por acanthamoeba, un microorganismo que afecta sobre todo a las personas que llevan lentillas.

El consejo: Usa gafas de natación que aíslen bien el ojo, sobre todo si los tienes sensibles.

Si te pintas los ojos, usa productos de calidad:

Sombras, máscaras o eyeliners pueden producir desde alergias hasta irritación ocular o sequedad (dificultan el drenaje de lágrima), especialmente si llevas lentillas. Para evitarlo, opta por productos hipoalergénicos, no uses nunca las muestras de las tiendas ni compartas tus pinturas, cambia la máscara de pestañas cada 3 meses y, si has sufrido una infección oftalmológica, reemplaza los cosméticos por otros nuevos.

El consejo: Las lentillas de hidrogel de silicona son las que menos molestias ocasionan si sueles maquillarte los ojos.

Con aire acondicionado, hidrátalos a conciencia:

¿Sabías que los aires acondicionados resecan más los ojos que la calefacción? Para combatir la sequedad ocular, usa con frecuencia durante el día lágrimas artificiales sin conservantes.

El consejo: Si coges un avión este verano, úsalas antes y después del vuelo. El interior de estos aparatos es uno de los más secos que hay.

Fuente: www.lecturas.com

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